Comentario
En lo que se refiere a los marfiles, la producción estuvo también muy diversificada. Se realizaron piezas de carácter religioso y piezas de tipo profano en unos talleres que no sabemos aún realmente cómo funcionaron. La documentación cuando se refiere a estos artesanos, limita su actividad a la confección de peines, espejos, etc. Las realizaciones más ambiciosas parecen no haber estado en sus manos. Es una posibilidad considerar que estas últimas surgieron de escultores comprometidos usualmente en obras más monumentales. Esto explicaría los puntos de coincidencia innegables entre ciertas piezas de marfil y la escultura del siglo XIII francesa. Es el caso puntual del denominado Angel Chalandon del Museo del Louvre de París y de una cabeza de ángel ubicado en la puerta izquierda de la fachada occidental de Reims.Estos puntos en común que permiten aproximar la escultura en uno y otro campo, se diluyen cuando llega el siglo XIV. Salvo casos muy puntuales, las realizaciones en marfil adoptan una vía de expresión propia alejándose de lo anterior. Precisamente esta uniformidad de la producción hace difícil determinar los distintos centros productores. París parece haber sido uno de los más importantes a nivel europeo. Se habla también de la escuela alemana y en este mismo sentido de la inglesa o de la italiana. Evidentemente, todo ello en base a peculiaridades estilísticas perceptibles.Extrañamente nuestra Península, que durante el románico acoge uno de los talleres más importantes en este campo, el de San Millán de la Cogolla parece caer, si nos atenemos a la inexistencia de marfiles catalogados como españoles, durante los siglos bajomedievales en un largo letargo. Esto evidentemente no puede responder a la realidad, pero habrá que esperar, porque lo que sí es cierto es que el aire afrancesado de algunas obras conservadas en nuestros tesoros catedralicios, puede explicarse sin necesidad de recurrir a los talleres parisinos, dado que artistas de esa procedencia trabajaron regularmente entre nosotros.En lo que respecta a la tipología, las piezas más ambiciosas en este campo son las esculturas exentas de la Virgen, santos, etc., que a veces pueden ser de gran tamaño de acuerdo con su función. Este parece ser el caso de la Virgen de la Sainte-Chapelle. En otro orden, también son de destacar los retablos, de distinto formato, pero con ciertas constantes tipológicas comunes a las utilizadas contemporáneamente por los orfebres.En el capítulo de las realizaciones profanas, debieron conformar la producción más usual todos aquellos objetos que podían destinarse a la venta directa (peines, espejos, empuñaduras, etc.). Para obras de mayor envergadura, cajas-joyero sobre todo, es fácil que mediara un contrato. Si la temática en las obras de carácter religioso era la adecuada, es fácil sospechar que aquí ocurrió lo propio. Para adornar estas piezas que formaban parte de la cotidianeidad de las grandes familias se recurrió a los temas de corte caballeresco. El "Asalto al Castillo del Amor" decora numerosas valvas de espejo. La figura del Dios-Amor sentado sobre un árbol desde donde lanza sus dardos a los enamorados otras muchas. Es precisamente este gusto cortés el que va a impregnar el gótico final que se desarrolla con posterioridad a uno de los grandes hitos de la crisis del siglo XIV: la Peste Negra.